Disfórica y socorro es un blog que nace de Sexo en Nueva York, aunque no de forma literal. Cuando en el episodio 16 de la tercera temporada Carrie Bradshaw se enfrenta a ese síndrome de impostora sobre escribir su columna sin ser experta, me inspiró para escribir de la forma que hace ella: desde la experiencia.
Es agotador pensar en la cantidad de veces que he leído artículos o visto entrevistas de expertes sobre temas BLGATIQ+ y me he seguido sintiendo igual de sola, porque hablaban desde un academicismo que más decía de las estructuras que se supone que debo conocer que de cómo sobrellevar la vida, así, en general.
Cuando veía Gossip Girl o Sexo en Nueva York, con esos blogs a través de una voz en off que narraba problemas de mujeres cishetero ricas, sentía una conexión forzada que me permitía construir un imaginario y comprender algunas cosas del amor o mi feminidad. Pero la inercia a desconectar estaba ahí en todo momento, ¿qué tengo en común con esa neoyorquina rica cishetero? ¿Cómo sería ese blog narrado por una personalidad trans, bibollera y autista?
Cada vez que voy a algún evento del colectivo BLGATIQ+ surge el tema de que necesitamos más referentes, porque a veces nos encontramos demasiado solas. Cuando hablo con mis colegas o conocides cishetero me hacen el interrogatorio sobre educación BLGATIQ+ cometiendo todo tipo de imprudencias y excusándose en aquello de que así ha sido su educación y que hace falta hablar más de esto.
Socorro. Al principio usaba esta palabra porque es la típica muletilla de una gen-z BLGATIQ+, que usamos por lo divertido que nos puede parecer pedir auxilio en un tono suave. Lo cierto es que muchas de las ocasiones en que usaba esta muletilla lo hacía porque algo en la conversación se había torcido demasiado como para estar cómoda. Eso acabó por tener nombre, pero me costó mucho sufrimiento conocerlo (sí, estoy hablando de la disforia).
Desde que comprendí que la disforia era el motor del sufrimiento que me ha acompañado siempre, me tocó comprenderla y hacerle hueco en mi día a día (hasta que la consiga echar de mi vida, espero que este blog sirva, en parte, para ello).
Así, disfórica y socorro son el adjetivo que me ha ayudado a comprender mi sufrimiento y que me describe en buena parte de mi día a día, y el mantra que me sirve para seguir adelante con las situaciones disfóricas.